24 de noviembre de 2017

Semana del helado artesanal

Esta semana, como todos los años, se celebra la Semana del Helado Artesanal, organizada por AFADHYA, la cámara empresaria de los fabricantes de helados.
Este año se presentó por primera vez La noche de las heladerías, un evento que tuvo lugar el martes 21 en todas las heladerías del país que quisieran sumarse:


El helado es el postre preferido por los argentinos de todas las edades. Hace ya muchos años que las heladerías han dejado de ser un negocio de temporada para atender todo el año y el consumo se ha incrementado hasta llegar a los 7 kilos anuales por persona.
Todos los barrios tienen una o más heladerías, tanto de las artesanales como industriales y hoy quiero recordar a tres de ellas, todas muy especiales y todas en distintos puntos del país.




FLORES (Haedo, Buenos Aires)

Tomarse un helado de Flores es un viaje al pasado. No sólo porque su local mantiene toda la estética original de la época (azulejos de color rosa, y setentosos afiches publicitarios) sino porque aún elaboran a la vieja usanza. 
La máquina está en el mostrador y el trabajo mecánico se ayuda batiendo a mano con largas palas de madera. 
La carta es reducida, sólo están los sabores clásicos y no hay nombres extraños o fantasiosos, el chocolate es chocolate y la frutilla es frutilla. Hay algunas especialidades, como ciruela o uva chinche, que se hacen en tanto dure la temporada de la fruta. Lo mismo pasa con los kinotos al whisky: cuando se termina la conserva preparada durante el invierno ya no se sirve más ese gusto. 
Cuando te llevás a la boca un helado de Flores la fiesta nostalgiosa de los sentidos se completa: sabor y textura son aquellos de nuestra infancia, llevándote a un tiempo en el cual las heladerías abrían el 21 de septiembre y cerraban después de Semana Santa, las vacaciones escolares eran muy largas e ir a tomar un helado por la tarde era un paseo familiar ocasional.
Dicen que se llama Flores porque originalmente estaba en el andén de esa estación del ferrocarril Sarmiento. Que después se mudó a esa quieta calle frente al andén de Haedo. También dicen que un empleado se llevó la receta del helado de dulce de leche (por el que es famosa) y abrió su propio local a pocas cuadras.


MIRANDA (Cafayate, Salta)

Cuando uno piensa en los Valles Calchaquíes se representa imágenes de comino y pimentón, habas y queso de cabra,empanadas y tamales. 
Si de dulces se trata, imaginamos un delicioso quesillo con cayote y nueces, mamón en almíbar o unas suculentas nueces confitadas. 
Y vino, por supuesto. Unas dos mil hectáreas por encima de los 1700 msnm con diversos varietales pero, sobre todo, la uva insignia de los valles: el torrontés. Un blanco ligero, frutado y gustoso que supo imponerse hace varias décadas en las mesas familiares y que, después de ser despreciado y vilipendiado y hasta llamado "vino de mujeres", ha recuperado su lugar propio.
Y ahí en el corazón de los valles, donde está La última pulpería, también está Miranda, donde se puede tomar helado de vino. Dicen que les costó pero lo lograron y son oficialmente sus creadores y hasta tienen el producto registrado (aunque no les faltan imitadores dentro de la misma Cafayate). Además de esta curiosidad, que es ineludible si estás de paso por Cafayate  y aparece mencionada en todas las guías de viaje, hay también ricos sabores de frutas locales y los gustos tradicionales. 
Cuando estuve en el verano del 2013, la propia señora Miranda desde el mostrador se encargaba de aclararle a todos que se trataba de helado natural y no artesanal, hecho sólo con productos de estación y con un proceso semi mecanizado, que le imprime una textura y consistencia diferentes. También entre cliente y cliente se tomaba tiempo para sentarse en la vereda y conversar conmigo, contándome la historia de su familia y de la heladería y de la obra artística de su marido e hijos exhibida en el fondo del local.
Cafayate es un lugar hermoso y privilegiado en el medio de los valles. El sol implacable da paso al aire fresco de la montaña y así como durante el día el paseo inevitable es la visita a una bodega, la noche no puede terminar sin la obligada visita a Miranda.




Jauja (El Bolsón, Río Negro).

En mi primera visita a El Bolsón (1991) quedé enamorada de esa encantadora villa de montaña, con un clima benigno que permitía tener una calle principal llena de rosas y calles adyacentes llenas de margaritas silvestres. 
Todo allí era lindo, amable y relajado y se podía ir caminando o en colectivo a un montón de lugares hermosos. 
Deliciosas cerezas se compraban al paso en cualquier verdulería o en la feria de la plaza, donde también se podían comer riquísimos wafles dulces y salados, o comprar hermosas artesanías a la vieja usanza. 
Apenas a un kilómetro estaba el camping, donde servían desayuno de pan casero y mermelada de frambuesa y hacían cerveza artesanal, mucho antes de que ese producto se convirtiera en tendencia.
Llegamos por dos días y nos quedamos seis y con ganas de volver. Pude hacerlo después de más de veinte años para encontrarme con la triste sorpresa de que el bucólico pueblecito se había convertido en el principal destino turístico provincial y se parecía más a Villa Carlos Paz que a aquel lugar de ensueño que yo recordaba. 
Pero, tanto ayer como hoy, en El Bolsón está JaujaOriginalmente era un complejo de locales: artesanías-heladería-restaurante alrededor de una especie de plaza seca. Hoy quedan el pequeño restaurante con su encantadora decoración de flores secas colgando de las vigas de madera clara, una chocolatería y la heladería que es uno de los puntos convocantes de la ciudad. Es que la especialidad de Jauja son las frutas que se producen en la región y, por supuesto, como en toda la Patagonia andina, el chocolate.
La Comarca andina es la gran productora de berries y frutas finas: arándano, frambuesa, frutilla, boysenberry, corinto, sauco... que componen la carta que identifica a Jauja desde sus comienzos, cuando en las restantes heladerías argentinas los sabores de fruta eran solamente frutilla, limón, durazno y ananá.
Además de estos sabores que la caracterizan, los helados de Jauja son muy ricos y no hace falta ir hasta el Bolsón para probarlos ya que tiene sucursales en diferentes ciudades del país.




 

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