que tiene
una mirada tan llena de tristeza.
y que todas
las noches, sentado junto al piano,
bebe,
invariablemente, su vaso de cerveza
y fuma su
cigarro… que silenciosamente
contempla a
la pianista que agota un repertorio
plebeyo,
agradeciendo con aire indiferente
la
admiración ruidosa del modesto auditorio.
Hace ya
cinco noches que no ocupa su mesa,
y en el
café su ausencia se nota con sorpresa,
¡es raro,
cinco noches… y sin aparecer!
Entre los
habituales hay algún indiscreto
que asegura
a los otros, en tono de secreto,
que hoy
está la pianista más pálida que ayer.
Evaristo Carriego
(Paraná, 1883 - Buenos Aires, 1912)
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