7 de marzo de 2019

Café pendiente

Un café pendiente es un café que algún cliente paga de más y que así esté disponible para cuando otra persona 
lo necesite.
La idea partió de Nápoles y se instaló en distintas ciudades del mundo.
La intención es que aquellos que necesiten una bebida caliente, puedan tenerla aún cuando no cuenten con dinero. Algunos locales incluyen también algo de comer.
Cada lugar elige cómo distribuir los cafés ya pagados. Algunos lo sirven a quien lo pide, otros acostumbran llevarlos a quienes están en la calle, otros lo llevan a algún hospital o albergue.

El documental de Fulvio Ianucci y Roly Santos se desarrolla en la propia Nápoles, y también en New York y Buenos Aires, ambas con grandes colectividades italianas, como también se destaca en "E il cibo va".

Si bien el nombre de la película es Caffè sospeso (Coffee for all, en inglés, y Café para todos, en español) no se detiene solamente en esta práctica sino que la usa como punto de partida para contar cómo es la vida alrededor del café y su particular universo.


En Nápoles, la Associazione Scugnizi tiene dos programas para ayudar a los jóvenes de la ciudad:  uno es "Finche c'è pizza c'è speranza", formando en el oficio de pizzero;  el otro es un local en el ámbito de los tribunales de la ciudad, el "Caffè sospeso", un bar donde muchachos en libertad condicional reciben formación como baristas y un camino hacia una nueva forma de vida.

En Nueva York, la ajetreada vida de la joven financista Elisabeth Cardiello cambia por completo cuando, al desarmar la oficina de su papá, encuentra un gran lote de cafeteras Unimatic y decide dedicarse a importar y vender café. 
Los recuerdos familiares y la presencia permanente del café en ellos son lo que dan sentido a esa tarea que para Elisabeth se ha convertido en algo más que un trabajo y modo de subsistencia.

En Buenos Aires, desde el Británico, uno de los bares notables de la ciudad frente al Parque Lezama, se discurre sobre la vida de bar, ese microcosmos, ese universo entre cuatro paredes pero con puertas y ventanas muy abiertas.
Una particularidad que tienen este tipo de locales en Buenos Aires es suelen convertirse en oficina o estudio de muchos de sus parroquianos. 
Los personajes son entonces tanto reales como de ficción, algunos son clientes o empleados y otros surgen de las historias que allí nacen.




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