21 de abril de 2017

Cafetín


Tus mesas tienen un silencio maduro,
un silencio con el abecedario
de todos los corazones,
dejados ahí, por descuido
de aquellos a quienes les frustraron el alba.
Tus mesas me incorporaron tantos nombres.
Ella y su piano
con toda la miseria rodándole los ojos.
el negro Raúl
que en tus pasillos esperaba el retorno,
cuando en tus madrugadas, tosía su geografía del asco
-propiedad privada de los señoritos-.
en tus mesas he visto a las mujeres
encenderse con la primavera hasta socavar las miradas,
he visto el amor y la amistad
como la noche morirse de repente.
ciudad: sos el mínimo y el primer poema
establecido sólo y simplemente en mi corazón.

Alfredo Carlino
(Buenos Aires, 1932)
Ciudad del tango (1966)

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