21 de noviembre de 2016

Cafés de Buenos Aires (IV)


Bares y cafés tienen que ver con el tango. Por varias cosas. 
Una de ellas es la contemporaneidad. Los viejos locales barriales nos llevan de vuelta a una época en que lo que sonaba en la radio era principalmente tango. 
Otra es la melancolía, el espacio para el recuerdo y la reflexión que suelen asociarse a la permanencia de los parroquianos en el bar. 

Además, el tango nos ofrece muchas piezas, algunas más conocidas que otras, que hablan de ese lugar que tiene que ver con la amistad, con la nostalgia, relacionado a veces con el dolor, a veces con la pérdida.
La ecuación tango-bar (más allá de la película de Gardel) parece conducir irremediablemente a la nostalgia por algo que se fue para no volver, como el amor o la juventud. 
Puede ser la evocación de una época dorada, como en Cafetín de Buenos Aires . 
O la mención específica de algún local, como en  Viejo Tortoni  o en Café de los Angelitos . O las penas del amor, presentes en Café La Humedad o en El último café .

Café Domínguez, A las siete en el café, Al final en el café, En un rincón del café, Mi taza de café, La mesa de un café, Café de Barracas, Café para dos... y la lista sigue. 
Interesados consultar en Tango reporter, revista en línea.

Cafetín de Buenos Aires (Mores-Discépolo. 1948), en la versión de Roberto Goyeneche con la orquesta de Raúl Garello.




Viejo Tortoni (Blázquez-Negro, 1979), en versión de la propia Eladia Blázquez.



Café de los Angelitos (Razzano-Castillo, 1944), con la voz de Alberto Marino y la orquesta de Aníbal Troilo.



Café La Humedad(Castaña, 197-?), en la versión de Rubén Juárez.



El último café (Stamponi-Castillo, 1963), por Julio Sosa.



En algunos casos, como en Viejo Tortoni, se puede disfrutar tanto del audio como del video. En otros, como en Café La Humedad y en El último café, elegí las versiones que a mí me gustan, las de dos cantorazos que están entre mis preferidos. En los restantes, es simplemente lo que hay disponible en YouTube.

Como broche de oro de esta serie de notas sobre los cafés y bares de la ciudad, les dejo dos películas, una es un documental y otra una ficción, pero las dos tienen como escenario y protagonista al Bar El Chino, de Pompeya (Beazley 3566).
El Chino abrió en 1937 y cerró en el 2010. Dicen que allí se cantaba el auténtico tango, al estilo de los viejos cantores. 
Para ver, conocer y no olvidar.

Bar El Chino (Daniel Burak, 2003)



El último aplauso (Germán Kral, 2009)






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