10 de noviembre de 2016

Cafés de Buenos Aires (II)

En la entrada anterior, comentaba sobre los bares y cafés notables de la ciudad de Buenos Aires, sus particularidades y por qué constituyen un patrimonio  protegido por ley.

Todos los 26 de octubre, la fecha en que se los celebra, suelen escribirse notas sobre el tema en los distintos medios y en todas encontramos referencias similares: el café como espacio de encuentro y de refugio, la presencia y protagonismo de los mozos, su condición de museo viviente de historia local y de costumbres, un espacio de identidad barrial con olores y sonidos propios...

En el año 2014 el Ministerio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires le pidió a la UNESCO que incluyera el hábito porteño del café en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial por su carácter de uso social, como se había hecho oportunamente con el tango (2009) y más tarde con el filete porteño (2015). 
Para hacer su pedido, seguramente las autoridades porteñas se inspiraron en el antecedente de Turquía (comentado en una entrada del mes de febrero). 
Pero, aunque haya características similares en cuanto al café como escenario para el intercambio social y como costumbre arraigada a lo largo de los siglos, la solicitud no prosperó.

La Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico de la ciudad ha conservado el recuerdo de estos lugares maravillosos, algunos de los cuales  lamentablemente ya no existen, en Cafés Notables de Buenos Aires I y II, de Horacio Spinetto, dos hermosos libros ilustrados y bilingües que los presentan y cuentan, y que también pueden leerse en línea.

El prólogo es de José María Peña, que hace una breve semblanza histórica y recuerda sus experiencias personales.
Aquí les dejo, como para que se queden con ganas de seguir leyendo,la presentación de Liliana Barela junto a un hermoso mosaico de fotos, ambos sacados del libro.







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