6 de junio de 2016

La sopita


Junio en Buenos Aires, época de Sudestada. Viento frío que viene desde el sur y que va cargándose de humedad hasta que da la vuelta por el río de la Plata y entra a la ciudad soplando temporales. Son varios días de lluvia, viento y frío , en los que nadie tiene ganas de salir de casa para cumplir con sus obligaciones. Sobre todo porque sabemos que llegó para quedarse y acompañarnos con frecuencia hasta que lo eche el calor de la primavera.

La imagen de un plato de sopa calienta el alma y provoca añoranza de comida casera. Aún los más reacios a cocinar sueñan con su olor y su humito reconfortantes.
La mayoría se engaña con una sopa instantánea. Algunos optamos por una solución de compromiso y recurrimos a las bandejitas de vegetales ya seleccionados y cortados que provee nuestro verdulero.
Pero están aquellos afortunados, los ricos de tiempo, que la preparan ritualmente, por lo general los días lunes, eligiendo las verduras, llevándolas a casa para lavarlas, picarlas y rallarlas amorosamente, llenando el caldero que con el simple agregado de agua y sal alumbrará la magia del plato casero por excelencia.

Sin embargo hay alguien en Buenos Aires que sufre con la sopa. Una niña, quizás la argentina más universal junto con Gardel y Maradona, vive en guerra perpetua con su madre que la obliga a tomarla contra su voluntad y hasta le inspira frases lapidarias como aquella de: “La sopa es a la niñez lo que el comunismo es a la democracia”. 
Cincuenta años después de su nacimiento a fines de los 60’, Mafalda está tan viva y vigente como entonces. Los argentinos la amamos, nuestros chicos la leen y la eterna respondona sigue apareciendo en campañas internacionales. Un clásico tan grande y auténtico como Boca-River.
A su autor Joaquín Lavado (Quino) le dieron en el año 2014 el Premio Príncipe de Asturias en Comunicación y Humanidades, porque a criterio del Jurado:
Quino alcanzó fama internacional con la creación del universo de Mafalda, una niña que percibe la complejidad del mundo desde la sencillez de los ojos infantiles. Mafalda, la principal protagonista del trabajo creativo de Quino, es inteligente, irónica, inconformista, contestataria y sensible. Sueña con un mundo más digno, justo y respetuoso con los derechos humanos. Al cumplirse el 50 aniversario del nacimiento de Mafalda, los lúcidos mensajes de Quino siguen vigentes por haber combinado con sabiduría la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento.
Y es que un clásico es eso. Algo que permanece a lo largo del tiempo y se mantiene vigente en tanto los simples mortales pasamos. 
Un clásico despierta entusiasmo, pasión, admiración. También nos permite identificarnos y jugar con sus ideas. 
Así fue como en Asturias, con ocasión del Premio, se organizó un evento llamado Sopas para Mafalda
Un recetario especial en el que cinco importantes cocineros de cinco grandes restaurantes crearon recetas que pretendían tentarla.

Para terminar una de cal y una de arena, como solemos decir por Buenos Aires. Dos canciones imperdibles sobre la sopa. 
Por un lado, un audio de la Marcha de los antisopas de Enrique Fischer (Pipo Pescador) un gran artista para niños contemporáneo de las tiras de Mafalda. 
La otra es La sopita, un precioso tema de Alicia Crest y Jorge Giuliano, en versión de Giuliano con el Negro Falotio. Un mimo para el alma casi igual al de un platito de sopa casera.






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