California comenzó a desarrollarse a partir de la colonización española, su producción creció mientras los viñedos europeos sufrían la plaga de filoxera a fines del siglo XIX y sufrió un duro golpe cuando la ley seca entre 1918 y 1933.
Finalmente, para los '60 estaba en plena recuperación y fue escenario de una historia relatada en la película Bottle shock (Randall Miller, 2008).
En aquellos tiempos, el marketing todavía consistía en destacar las bondades de un producto por encima de los de la competencia, no como hoy en que el marketing consiste en hacerte creer que necesitás algo que no necesitás para nada (o incluso cuya existencia desconocías).
Así la película nos cuenta una simpática historia sobre el remanido tema hollywodense de perseguir tu sueño y hacerlo realidad. Pero, en este caso, inspirada en algo que de verdad ocurrió: la cata a ciegas que un comerciante de vinos, inglés pero radicado en París, organizó en 1976 y donde confrontó a los desconocidos vinos californianos con grandes etiquetas francesas. El papel del comerciante está a cargo de Alan Rickman, que nos regala su oficio y encanto, como es habitual. El dueño de la bodega es Bill Pullman, tan prescindible como siempre, y su hijo un simpático Chris Pine, perfectamente caracterizado como muchacho-dorado-californiano-setentoso
Para saber un poquito más sobre este evento tan particula, después del trailer va una nota de Alejandro Iglesias para el Club Bonvivir.