1 de febrero de 2017

El vino oscuro

El vino ha inspirado muchas páginas en la literatura universal. Algunas veces se lo canta románticamente, como fuente de inspiración o marco para el encuentro.
Con las tendencias de mercado actuales, el vino se vende como placer, distinción, conocimiento...
Pero también tiene otra cara, una cara oscura, cuando el vino no representa un momento de placer o de compañía, sino cuando es símbolo de soledad.



CANCIÓN DEL VINO

Porque en tus mesas la noche arde
cuando el vino se nos viene de pronto
golpeado las tinieblas.
Parpadean su arrugado otoño los ojos de tu angustia.
Es que el vino tiene su lenguaje de siglos,
su asombro de albas en el latido ausente
se sube de pronto por la piel al silencio,
por el aire y la sangre, con todo su verano.
Se sube, abismal y con sus fauces,
y nos muerde simplemente y, de a poco,
esta quieta memoria que retorna.
Astillas de llanto y noches tremebundas,
el vino se nos viene solo,
enamorado de la noche que muere.
Con ese rumor de sirena apretado entre su rostro,
que en el alma crece cuando todo cae.
el vino gira triste por la boca
(anda de adolescente rodando en el deseo).
De pronto se nos viene con su alcohólico abecedario y dice
su testimonio de carátulas.
Se nos trepa a las paredes del día,
penetra a lo hondo y a lo ancho del corazón
nos crece con un ritmo de extrañas aves que danzan
contorneando sus compases insólitos.
El vino se nos enciende calle adentro,
es un puente de nostalgia,
una guitarra triste,
que nos reúne los recuerdos del suburbio.



Alfredo Carlino

Ciudad del tango (1966)



El vino triste (Amaury Péres-Armando Tejada Gómez)
versión de Laura Albarracín



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