26 de marzo de 2019

Soñar con sushi


¿Qué define la exquisitez? 
El sabor es difícil de explicar.

Esas son algunas de las ideas expresadas en Jiro, dreams of sushi (David Gelb, 2011), una película documental sobre la vida del chef japonés Jiro Ono, quien a sus 85 años sigue buscando la pieza perfecta (y soñando con ella).

En la pequeña barra de un local que ni siquiera tiene baño propio, Jiro sirve sushi como único plato, elaborado cuidadosamente y casi con fundamentalismo.

Los camarones se hierven al momento, el pulpo se masajea durante 50 minutos para ablandarlo, el arroz tiene que estar a temperatura corporal... 
Todo en esa cocina es un ballet perfectamente sincronizado y así, después de 15 minutos de espera en la barra (y de reservar con un mes de anticipación), se puede degustar el menú del que dicen es el único restaurante de sushi que ha sido distinguido con tres estrellas Michelin.

Su mirada sobre la vida y el trabajo, la formación de sus hijos y de otros empleados, la lista de la compra y las visitas al mercado Tsukiji, sus sueños de sushi... la historia está llena de las ideas de este hombre apasionado por su trabajo.

Tal como expresan las frases del principio, no hay mucho más que se pueda contar. Hay que verla.


25 de marzo de 2019

La comida criolla

La comida ha ido diversificándose y perfeccionándose a lo largo del tiempo. Sin embargo, en cada comarca perduran repertorios de recursos naturales que apuntalan sendos esquemas alimentarios vernáculos. 
La cocina tradicional siempre procede de los productos regionales. De ellos dependen su variedad y sus sabores. También interviene la imaginación de quien elabora singulares combinaciones. Considerando, además, la natural intuición que permite a la más rústica campesina síntesis apetitosas, completaremos los requisitos que demanda la aventura de la cocina. Esa aventura personal pero transferible, que permite concebir fórmulas deleitosas, fórmulas a veces inéditas, mediante las cuales el más modesto puñado de granos de maíz puede transformarse en un manjar. 
Como la alimentación popular es una manifestación regional, no es posible hablar de una cocina nacional sino de la suma de cocinas regionales, interrelacionadas, debido a las constantes migraciones internas. 

22 de marzo de 2019

Valparaíso

La Joya del Pacífico la llaman y también, de manera más coloquial, Valpo.
Fue el primer puerto chileno en el Siglo XVI y es el más importante hasta hoy, por eso su gentilicio es porteños (como los habitantes de Buenos Aires).
También es la capital de la Quinta Región y sede del Poder Legislativo y de la Armada de Chile.
Una ciudad extraña para quienes estamos acostumbrados a la llanura.



Llegando desde Santiago (120 km) la ruta se asoma de pronto sobre ese gran balcón irregular, colgado sobre el mar, que compone Valparaíso con sus 44 cerros.
Esa particular geografía le ha dado una de sus postales más famosas, los ascensores que ayudan a salvar los desniveles entre una calle y otra.

Viejos vagones de madera que reptan sobre el faldeo mordiendo los dientes de las cremalleras. Estas estructuras del siglo XIX son marca inconfundible de la ciudad y han contribuido a que su centro histórico sea declarado Patrimonio Mundial.

12 de marzo de 2019

Empanaditas de cayote

Horrible tarde de lluvia en la ciudad. Parecen ser los últimos jirones del verano, con un otoño que se anuncia temprano.  
Apta para siesta y merienda.

Los afortunados que puedan, regálense con esta receta que es una recreación de las empanaditas de cayote tradicionales de la repostería del noroeste argentino. 
En este caso están hechas con una masa hojaldrada de queso blanco.

La receta es antigua. Cuando yo era pequeña, mi mamá solía prepararla para armar pequeñas empanaditas saladas para fiestas y reuniones. La llamaba "masa de Mendicrim", que era la marca de queso blanco más famosa y utilizaba estas mismas proporciones.

Esta vez, la receta viene de la mano de Osvaldo Gross, de su libro El ABC de la pastelería,(Buenos Aires, Planeta, 2016) que incorpora el jugo de limón y algunas indicaciones en la forma de  trabajarla que la hacen quedar aún más rica.

9 de marzo de 2019

La apasionante vida de una ostra

Las ostras parecen ser fascinantes. 
Tanto como para decidir el futuro gastronómico de Anthony Bourdain o como para dedicarles un libro entero como hizo Mrs. Fisher.

El libro es de 1941 y, al igual que todos los que componen El arte de comer (compendio de sus obras editado en español), resiste perfectamente el paso de los años.

Este es el primer artículo de Ostras, el segundo incluído en ese conjunto de obras de Mary F. K. Fisher, una famosa periodista gastronómica estadounidense, y que bien podría subtitularse: "O de cómo la habilidad del autor convierte a la vida de un molusco en algo digno de ser contado".

Amor y muerte entre los moluscos
Secreto, ensimismado y solitario como una ostra.
Charles Dickens, Cuento de Navidad.
La vida de la ostra es horrible pero emocionante. 
Las posibilidades que tiene de vivirla completa son, qué duda cabe, exiguas y, si en las dos semanas de despreocupada juventud logra imponerse a los dardos de su injuriosa fortuna y encontrar un lugar suave y limpio donde fijarse, los años siguientes estarán llenos de sobresalto, pasión y peligro. 
Supongamos que ella... pero ¿por qué reducirla a ella, excepto para facilitar el discurso? Casi todas las ostras normales ignoran durante un año entero si son ella o él. Al cabo de ese tiempo, en el que acaso hayan empleado la energía sexual en un extraordinario despliegue de virilidad, bien pueden empezar a poner huevos en cualquier momento. De todas formas, las energías serán igualmente femeninas ya se trate de una ella o de un él; de modo que, si todo marcha bien y la temperatura del agua supera los veinticinco grados, la ostra puede llegar a depositar varios cientos de millones de huevos, a un ritmo de entre quince y cien millones por vez, con un orgullo en absoluto inmerecido.

8 de marzo de 2019

Samurai gourmet

Eran épocas de guerra. Contando sólo con su habilidad, un hombre erraba por las tierras. Un samurai. 
Este hombre no es un samurai errante de la antigüedad. 
Luego de retirarse, perdió su título como corporativo y el apoyo de su compañía. 
Takeshi Kasumi, 60 años. Esta historia es sobre un hombre normal de 60 años, ayudado por un samurai sin maestro, comiendo libremente sin que lo repriman. Una fantasía gourmet.

Así empieza Samurai gourmet, otra encantadora serie japonesa que como Midnight dinner, está inspirada en un comic y tiene como eje la comida y las sensaciones que ella nos despierta.
En este caso los textos son de Masayuki Qusumi (leer entrevista del diario Página12 aquí) y el arte de Jiro Taniguchi.

El protagonista (un simpatiquísimo Naoto Takenaka) es un jubilado estrenando tiempo libre. Así comienza un recorrido sensual, a veces por el camino de la experimentación, a veces por el del recuerdo, que lo lleva por distintos restaurantes.

7 de marzo de 2019

Café pendiente

Un café pendiente es un café que algún cliente paga de más y que así esté disponible para cuando otra persona 
lo necesite.
La idea partió de Nápoles y se instaló en distintas ciudades del mundo.
La intención es que aquellos que necesiten una bebida caliente, puedan tenerla aún cuando no cuenten con dinero. Algunos locales incluyen también algo de comer.
Cada lugar elige cómo distribuir los cafés ya pagados. Algunos lo sirven a quien lo pide, otros acostumbran llevarlos a quienes están en la calle, otros lo llevan a algún hospital o albergue.

El documental de Fulvio Ianucci y Roly Santos se desarrolla en la propia Nápoles, y también en New York y Buenos Aires, ambas con grandes colectividades italianas, como también se destaca en "E il cibo va".

Si bien el nombre de la película es Caffè sospeso (Coffee for all, en inglés, y Café para todos, en español) no se detiene solamente en esta práctica sino que la usa como punto de partida para contar cómo es la vida alrededor del café y su particular universo.

6 de marzo de 2019

Alfajorcitos de manteca

Como ya comenté en una entrada anterior, los alfajores son la golosina argentina por excelencia. Cada región tiene el suyo y cada fanático quiere sólo el de su panadería o marca preferida.

Buscando salir de los tradicionales de maizena y sin complicarme con un santafesino, andaba a la búsqueda de una buena receta de alfajorcitos de manteca, de esos que suelen vender en las confiterías y en las casas de té, de forma chata y masa suave y con el punto justo entre crocante y tierno.

Luego de ensayar varias recetas, me quedo con esta de Cocineros Argentinos:


150 g manteca blanda
100 g azúcar impalpable
ralladura de medio limón
1 cucharadita de esencia de vainilla
3 yemas
250 g harina
pizca de sal